Cuestión de tiempo
Recuerdo con cierta nostalgia como fue ver aquel primer ordenador (que era más alto que mi hermano y yo) para visualizar la endodoncia en los años 90, y como llegaba a imprimir el resultado para entregárselo al paciente. La reveladora automática de placas que nunca se uso, y que seguramente hizo que mi afición por la fotografia se fuese desarrollando, ya que me intrigaba aquel cuarto oscuro detrás de la sala de rayos donde se encendía una bombilla roja para revelar las placas y las fotografías de los pacientes de ortodoncia.
Pudo ser ese trato cercano, ese don de gentes de mi madre, ese cariño o esa gratitud cada vez que un paciente traía un cesto lleno de productos de la huerta como detalle por la confianza. Tal vez esa conexión doctor- persona más allá de lo que sucede dentro de la boca, hizo que en 2004 me encontrase sentado delante de una pizarra en la facultad de Odontología en Madrid.
Esa conexión sería el germen de lo que vendría después…
15 años después, me doy cuenta de que mi verdadera pasión, mi verdadero enfoque esta en comprender los deseos, los anhelos, las expectativas de cada persona que está sentada delante de mi en el gabinete. Posiblemente de intentar conectar con su yo interior y de bajar esa barrera que ha elevado ante sus miedos, sus preocupaciones, sus complejos en relación con su boca.
Un año después de finalizar mi primer máster, en 2012 puse rumbo a Italia con el Doctorado Internacional, lo que a posteriori haría que el Italiano se convirtiese en casi mi lengua materna. Durante el 2013, realizo mi segundo máster en la Universidad Complutense y es ahí donde conozco a la persona que más tarde se convertiría en uno de mis maestros, el Dr. Ignacio Loi. Pero antes de esto, y con las maletas en la bodega del avión en 2014 aterrizaba en Canada, en la ciudad de Montreal con el segundo stage del Doctorado Internacional en la prestigiosa Universidad de McGill, en el departamento de prótesis.